Adecuación quesería Hoya de la Iglesia

Un sector primario que aporte valor al territorio es fundamental para la supervivencia del mundo rural. La quesería Hoya de la Iglesia, ubicada en la aldea de Los Pedrones, Requena, elabora productos lácteos de gran calidad con leche de cabra que viene de su propia granja. 

Se trata de una empresa familiar, gestionada por los hermanos Roldán – Luis, Manuel y Nacho- quienes los últimos años han tenido la inquietud de sumar el aspecto turístico al productivo, ofreciendo visitas y catas guiadas.

Estado de situación 

A partir de reconocer un estado previo heterogéneo de carácter agroindustrial, resultado de un crecimiento “ad hoc" a lo largo del tiempo, y con la necesidad de incorporar los nuevos requerimientos, surge el desafío de encontrar estrategias que den unidad a todo el conjunto.

Además, su posición en la zona alta de la aldea, por un lado, le proporciona una presencia destacada en el perfil de la aldea y, por otro, ofrece vistas privilegiadas hacia Los Pedrones y su entorno. 

Búsqueda de una identidad

Frente a la inexistencia de una fachada definida y ausencia de unidad, se propone la consolidación volumétrica a través de un patrón geométrico en la envolvente.

La incorporación de un elemento recurrente dentro del paisaje construido rural, un hueco cuadrado, con variación de medidas proporcionales entre sí y distribuido según una retícula modular, genera un sistema de organización visible, tanto en el exterior como en el interior. 

Esta lógica de construcción másica con huecos contenidos, reconocible en las fachadas vernáculas, permite dar respuesta a las necesidades que requieren los diferentes espacios, manteniendo una unidad estética del conjunto. 

Potenciar la experiencia

La idea de recorrido y descubrimiento de las cuevas es parte de la experiencia del visitante.

Es clave en el proyecto la incorporación de una pieza singular que actúa de transición y umbral entre la recepción y las cuevas, espacios con escalas y atmósferas muy diferenciadas.

Un elemento umbral que se desmaterializa a medida que descendemos, un volumen metálico ciego que nos abre la puerta al otro mundo.

El primer tramo de escalera se descuelga del forjado, quedando vinculado a la planta de acceso, envuelto por un cerramiento permeable, controlando la luz que llega a través de la recepción. El segundo tramo de escalera, se resuelve en voladizo desde el muro lateral y, por último, un tercer tramo conforma una llegada másica de hormigón, como elevación topográfica de la zona de cuevas. 

Aprovechar lo disponible

Aprovechar los condicionantes materiales e incluir tecnologías locales para dar respuesta al encargo es imprescindible durante la ejecución de este proyecto.

Como resultado, se trabaja con una paleta material restringida y una construcción sencilla. 

En fachadas se emplea un enfoscado “piel de tigre”, una huella artesanal y personal que termina de caracterizar el exterior. 

Se incorpora el metal en elementos compositivos de la intervención, tarea del herrero del pueblo, y la madera de pino, trabajo de un carpintero de Requena, que conforma las estanterías de los quesos en cerramiento y mobiliario. 

A partir del concepto de la cimbra, rememorando esa estructura auxiliar que da soporte provisional a las bóvedas, se propone el cerramiento de dos de las tres cuevas, permitiendo aclimatar en temperatura y humedad esos espacios de maduración y afinado de quesos. 

Por último, la propuesta a medida del mobiliario se reformula empleando pallets de madera, recurso disponible para dar respuesta inmediata y poner en marcha las actividades.  

Valor

La adecuación de la quesería Hoya de la Iglesia es un proyecto que nace desde lo material y desde el oficio de la mano de obra, reconociéndolos y valorándolos. 

Entendemos la intervención como parte de un proceso que continúa activo y que ha de sumar para ser capaz de atraer atención a este punto del medio rural, ayudando a la sostenibilidad social y económica de la aldea.

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Adaptation of Hoya de la Iglesia cheese factory

A primary sector that adds value to the territory is essential for the survival of the rural world. The Hoya de la Iglesia cheese factory, located in the village of Los Pedrones, Requena, produces high-quality dairy products with goat milk that comes from its own farm.

It is a family business managed by the Roldán brothers –Luis, Manuel and Nacho–, who in recent years have been concerned about complementing the productive sphere with a touristic one, offering guided tours and tastings.

Current situation

The recognition of a heterogeneous preexistence, agro-industrial in nature and resulting from an ‘ad hoc’ growth over time, and the need to incorporate the new requirements both gave rise to the challenge of finding strategies that unite the whole.

In addition, its position in the uppermost area of the village grants a prominent presence in the profile of the village, while offering privileged views towards Los Pedrones and its surroundings.

Search for an identity

Given the lack of a defined façade and the absence of unity, volumetric consolidation is proposed through a geometric pattern in the envelope.

The incorporation of a recurring element within the rural built landscape –the square opening– on various sizes proportional to each other, and distributed according to a modular grid, generates a visible organization system both outside and inside.

This logic of mass construction with contained openings, recognizable in the vernacular facades, allows a response to the needs of the various spaces maintaining an aesthetic unity of the whole.

Enhancing the experience

The idea of exploring and discovering the caves is an integral part of the visitor's experience.

In the project, it is crucial to incorporate a unique piece that acts as a transition and threshold between the reception area and the caves, spaces with distinct scales and atmospheres.

A threshold element that dematerializes as we descend, a metallic volume that opens the door to another world.

The first flight of stairs hangs down from the slab, keeping the connection to the entrance level, and is enveloped by a permeable enclosure that controls the light entering through the reception. The second flight of stairs cantilevers from the side wall and, finally, a third flight forms a massive concrete landing, serving as a topographic elevation of the cave area.

Making the most of what is available

Making use of the existing materials and incorporating local technologies was essential during the execution of this project. As a result, a restricted material palette and simple construction techniques are employed.

A scrapped plaster finish is applied on the facades, a personal and artisanal touch that characterizes the exterior.

Metal is integrated into compositional elements of the intervention thanks to the work of the local blacksmith, while pine wood crafted by a carpenter from Requena is to shape the cheese shelves in the envelope and furniture.

Drawing inspiration from the concept of formwork, reminiscent of the temporary scaffolding for the vaults, we proposed to close two out of the three caves. It shall allow control of the temperature and humidity in these spaces for cheese ripening and refining.

Finally, the initial custom furniture proposal was reformulated using wooden pallets, a resource at hand which allows an immediate response and the initiation of the activities.

Value

The adaptation of Hoya de la Iglesia cheese factory is a project that arises from the materials and craftsmanship, recognizing and valuing them. We understand this intervention as part of an ongoing process that aims to attract attention to this rural area, contributing to the social and economic sustainability of the village.